“Nuestra paciente era una mujer de 87 años con antecedentes de asma y EPOC, que recibía oxigenoterapia y presentaba dificultad para respirar inexplicable”, afirma Gomeo Lam, BA, autor principal del artículo. “Una historia detallada reveló la quema diaria de incienso. Le recomendamos que dejara de quemar incienso, cosa que la paciente no quería hacer ya que quemar incienso diariamente le permitía expresar homenaje y veneración a sus antepasados. Luego le sugerimos que utilizara dispositivos eléctricos de incienso, lo que produjo una mejoría de sus síntomas”.
El documento señala que quemar incienso plantea riesgos para la salud, incluidos dolores de cabeza, insuficiencia respiratoria, sensibilidad dermatológica y reacciones alérgicas. Los vapores del incienso contienen óxidos de carbono, azufre y nitrógeno, así como formaldehído y otros compuestos volátiles aromáticos policíclicos que son cancerígenos. Por cada gramo quemado, el material particulado generado por el incienso es de 45 mg, a diferencia de los 10 mg de los cigarrillos.
“Las personas que queman incienso pueden no darse cuenta de que los miembros de la familia, incluidos los niños, que están expuestos al humo de segunda mano, enfrentan consecuencias para la salud”, dice la alergista Mary Lee-Wong, autora principal del estudio y miembro del ACAAI. “De manera similar al humo del tabaco, el humo del incienso de tercera mano puede permanecer en los muebles, la ropa y otros artículos y disiparse durante meses”.
Los autores señalan que, además de las implicaciones para la salud, la combustión de incienso contribuye a la contaminación del aire y puede suponer un peligro de incendio. Recomiendan que al aconsejar a los pacientes que queman incienso, los profesionales de la salud consideren el significado sagrado de la quema de incienso, pero también reconocen que no se pueden pasar por alto los riesgos para la salud que conlleva esta práctica. Después de evaluar a los pacientes sobre el uso de incienso, los profesionales de la salud pueden recomendar reemplazarlos por vapores eléctricos o aromáticos, simulaciones visuales, mejor ventilación y limitación del tiempo de combustión como estrategias para mitigar los daños y mejorar los síntomas.
Título del resumen: PELIGROS PARA LA SALUD DEBIDOS A LAS PRÁCTICAS CULTURALES: QUEMA DE INCIENSO (Resumen completo a continuación)
Presentador: Gomeo Lam, BA
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M163
HEALTH HAZARDS FROM CULTURAL PRACTICES: INCENSE BURNING
- Lam*1, A. Wu2, H. Bao3, S. Gomez4, M. Lee-Wong5, 1. Suwanee, GA; 2. Hempstead, NY; 3. Bronx, NY; 4. Brooklyn, NY; 5. New York, NY.
Introduction: Incense, as coils, cones, powders and sticks, is widely used for religious and cultural practices. Usage includes meditations, celebrations, deodorizations, in addition to spiritual and ancestral worship. Health problems from incense burning are numerous.
Case Description: An 87-year-old woman with history of asthma and COPD, on oxygen therapy, presents with unexplained shortness of breath. Detailed history taking disclosed temporal relationship with incense burning. Recommendation to stop burning incense was denied as burning joss stick incense daily allows patient to express homage and veneration for ancestors. Subsequently, advice to use electric incense devices resulted in improvement of patient’s symptoms.
Discussion: Burning incense poses health risks including headaches, respiratory dysfunction, dermatologic sensitivity and allergic reactions. Incense fumes contain carbon, sulfur, nitrogen oxides as well as formaldehyde, and other polycyclic aromatic volatile compounds which are carcinogenic. Per gram burned, particulate matter generated from incense is 45 mg versus 10 mg from cigarettes. Studies report family members, including children, exposed to incense burning suffer from secondhand smoke health consequences. Like tobacco smoke, thirdhand incense smoke may linger in furniture, clothing, and other articles, dissipating for months afterwards. Besides health implications, incense combustion contributes to air pollution and can be a fire hazard. Understanding the role, cultural sensitivity and sacred significance of incense burning is vital but health risks from burning incense cannot be overlooked. Screening patients for incense use, in addition to replacement with electric or aromatic vapors, simulated visuals, improved ventilation, and limiting burn time can be explored with impacted patients.