JACKSONVILLE, Florida: Los investigadores de Mayo Clinic en Florida y sus colaboradores descubrieron que un biomarcador sanguíneo podría determinar la extensión del daño cerebral causado por diferentes tipos de accidentes cerebrovasculares y dar un pronóstico para estos pacientes. Los resultados se informan en Science Translational Medicine.
El marcador sanguíneo es una proteína conocida como neurofilamento ligero (NFL, por sus siglas en inglés) que abunda en las neuronas del cerebro. Cuando las neuronas sufren daños después de un accidente cerebrovascular u otra enfermedad neurológica, el neurofilamento ligero sale al líquido cefalorraquídeo que baña el cerebro y, luego, pasa a la sangre. Según el equipo del estudio, la cantidad liberada de neurofilamento ligero es un indicador de que las neuronas cerebrales sufrieron daños.
El accidente cerebrovascular es una de las principales causas de muerte, pero los síntomas varían desde un impedimento temporal y no discapacitante hasta un problema más grave y duradero.
«Calcular la gravedad del accidente cerebrovascular y lo que se anticipa que la persona recupere es importante para el paciente y los familiares. Además, para el cuidado del paciente también es importante dar un pronóstico certero, porque eso permite tomar decisiones informadas sobre el tratamiento y la rehabilitación. Por todo ello, buscábamos determinar si la cantidad de neurofilamento ligero en la sangre del paciente sirve para conjeturar el pronóstico después de un accidente cerebrovascular, sea un accidente cerebrovascular isquémico que sucede cuando un coágulo obstruye la circulación sanguínea al cerebro, o un accidente cerebrovascular hemorrágico que tiene lugar cuando explota un vaso sanguíneo y la sangre se riega en el cerebro», comenta la Dra. Tania Gendron, primera autora del trabajo.
El estudio retrospectivo abarcó a pacientes inscritos y donantes del Registro de Enfermedades Cerebrovasculares Familiares de Mayo Clinic en Florida, dirigido por el Dr. James Meschia, neurólogo y director del Departamento de Neurología en Mayo Clinic de Florida. Los investigadores usaron un análisis experimental de sangre a fin de medir las concentraciones de neurofilamento ligero en 314 pacientes con accidente cerebrovascular y en la sangre de 79 personas sanas. Eso les permitió determinar si el neurofilamento ligero aumenta después de un accidente cerebrovascular. Los científicos también examinaron si los niveles del neurofilamento ligero indicaban la gravedad del accidente cerebrovascular y la recuperación a la larga. Para llevar a cabo el estudio, los investigadores analizaron las correlaciones entre los niveles de neurofilamento ligero y el grado de lesión cerebral, además del estado neurológico, funcional y cognitivo de los pacientes al momento de la extracción de sangre. El estudio también examinó si los niveles del neurofilamento ligero pueden anticipar la recuperación futura al predecir confiablemente los resultados y la supervivencia después del accidente cerebrovascular. A fin de verificar los resultados, los investigadores emplearon un método similar para evaluar al neurofilamento ligero como biomarcador del pronóstico en dos grupos de pacientes con accidente cerebrovascular.
Las muestras sanguíneas y la información clínica provino de los autores de estudios clínicos en Mayo Clinic, la Universidad de Pennsylvania, la Universidad de Yale, el Hospital General de Massachusetts y la Universidad de Washington.
«Descubrimos que los niveles sanguíneos del neurofilamento ligero predicen la gravedad del accidente cerebrovascular. Vimos que los niveles más altos de neurofilamento ligero vaticinan los peores resultados funcionales y el menor tiempo de supervivencia después del accidente cerebrovascular, y que eso ocurre en ambos tipos de accidente cerebrovascular, tanto isquémico como hemorrágico. Nuestro estudio establece que el neurofilamento ligero es prometedor como biomarcador del pronóstico de un accidente cerebrovascular», anota el Dr. Leonard Petrucelli, uno de los autores expertos del trabajo y quien ostenta el título de profesor de neurociencias «Ralph B. y Ruth K. Abrams».
Actualmente, las imágenes cerebrales sirven para determinar el daño causado por el accidente cerebrovascular. Pese a que el neurofilamento ligero aún no está disponible en el entorno clínico, los investigadores esperan que los médicos puedan en el futuro disminuir la cantidad de imágenes y, en su lugar, usar un examen sanguíneo para el neurofilamento ligero a fin de determinar mejor el tratamiento más óptimo, así como favorecer ensayos clínicos con grupos de pacientes que estén mejor cotejados según el grado de lesión cerebral y la gravedad de los síntomas.
«Tenemos la esperanza de que nuestros resultados terminen cambiando la forma de tratar a los pacientes, al emplear los biomarcadores para el neurofilamento ligero en ensayos clínicos a fin de poder detectar más rápida y confiablemente el efecto terapéutico. Los resultados también ayudarán a planificar mejor la rehabilitación de quienes más la necesitan y por mayor tiempo», dice el Dr. Meschia.
El estudio se financió gracias a los Institutos Nacionales de Salud, Mayo Clinic y la familia de Donald G. y Jodi P. Heeringa. Refiérase al trabajo publicado para ver la lista completa de los autores, las fuentes de financiamiento y los conflictos de interés.
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