Científicos descubren escurridizo gas de galaxias post brote estelar que se escondía a plena vista

Se creía que las galaxias post brotes de formación estelar agotan a gran velocidad y en violentas erupciones de energía todo el polvo y gas necesario para fabricar estrellas. Los nuevos datos obtenidos por el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) revelaron que, en realidad, estas galaxias no se despojan de todo su combustible, sino que entran en un letargo en el que conservan y comprimen grandes cantidades de gas ultraconcentrado y turbulento. No obstante, al contrario de lo que se esperaría, tampoco lo usan para dar nacimiento a nuevas estrellas.

Si bien los científicos consideran que en la mayoría de las galaxias el gas se distribuye de forma similar a la luz estelar, en las galaxias que ya concluyeron su proceso de formación de estrellas, conocidas como galaxias PSB (post-starbust, por su sigla en inglés, o ‘post brotes estelares’), se da un fenómeno distinto. Las galaxias PSB son diferentes de las demás galaxias porque nacieron como consecuencia de violentas colisiones –o fusiones– entre galaxias preexistentes. Y mientras que las fusiones galácticas suelen causar enormes brotes de formación estelar, en las galaxias PSB estos brotes se ralentizan y prácticamente se detienen tan pronto como empiezan. De ahí que los científicos creyeran que el combustible necesario para formar estrellas terminaba casi por agotarse en estas fábricas de estrellas. Hasta ahora, se creía que los gases moleculares quedaban esparcidos en radios muy superiores a las galaxias, ya fuera mediante procesos estelares o por influencia de agujeros negros. Los nuevos resultados obtenidos con ALMA ponen en tela de juicio esta teoría.

“Hace ya algún tiempo que sabemos que quedan grandes cantidades de gas molecular cerca de las galaxias PSB, pero no habíamos logrado determinar dónde, lo cual nos había impedido entender por qué estas galaxias dejan de producir estrellas. Ahora descubrimos una cantidad considerable de gas remanente dentro de las galaxias, y sabemos que ese gas es muy compacto”, señala Adam Smercina, astrónomo de la Universidad de Washington e investigador principal del estudio. “Este gas tan compacto debería estar formando estrellas de manera muy eficiente, pero no lo hace. De hecho, tiene menos de un 10 % de la eficiencia que se esperaría de este tipo de gas”.

Además de ser lo suficientemente compacto como para producir estrellas, el gas de las galaxias apagadas (o inertes) que se observaron les tenía otra sorpresa a los investigadores: muchas veces se encontraba en el centro de la galaxia –aunque no siempre– y era sorprendentemente turbulento. Juntas, estas dos características trajeron más preguntas que respuestas a los investigadores.

“Las tasas de formación estelar en las galaxias PSB son muy inferiores a las de otras galaxias, pese a tener, en apariencia, todo el combustible necesario para alimentar el proceso”, prosigue Adam Smercina. “En este caso, la formación de estrellas puede estar siendo inhibida por la turbulencia del gas, como cuando un viento fuerte apaga una llama. Sin embargo, el proceso de formación estelar también puede verse impulsado por la turbulencia, como cuando el viento atiza el fuego, así que todavía queda por entender la causa de esta energía turbulenta y la forma en que esta contribuye a este estado de inercia”.

Decker French, astrónoma de la Universidad de Illinois y coautora del artículo de investigación, agrega: “Estos resultados nos hacen preguntarnos qué fuentes de energía están causando turbulencia en estas galaxias e impidiendo que nazcan nuevas estrellas en el gas. Una posibilidad es la energía emanada del disco de acreción de los agujeros negros supermasivos presentes en ellas”.

Es fundamental explicar bien los procesos subyacentes a la formación de estrellas y galaxias para entender el Universo y el lugar que ocupamos en él. El hallazgo de gas compacto y turbulento en galaxias inertes proporciona a los investigadores una nueva pista para dilucidar el misterio de la vida, evolución y extinción de distintas galaxias en el transcurso de miles de millones de años. Para ello se requieren nuevas observaciones con el receptor de 1,3 mm de ALMA, que permite ver con excepcional claridad objetos invisibles para otros instrumentos.

J.D. Smith, astrónomo de la Universidad de Toledo y coautor del estudio, afirma: “Hay muchas cosas que no entendeos de la evolución de una galaxia típica, y la transición de una vida activa de formación estelar a un estado de inercia es uno de los períodos menos comprendidos. Estas galaxias PSB abundaban en el Universo primitivo, pero ahora son muy escasas. Esto significa que los ejemplares más cercanos siguen estando a cientos de millones de años luz de nosotros, y prefiguran el posible resultado de una colisión, o fusión, entre la Vía Láctea y la galaxia Andrómeda dentro de varios miles de millones de años. Solo la increíble capacidad de resolución de ALMA nos permite ver en detalle los depósitos moleculares remanentes después del ocaso”.

Adam Smercina agrega: “Muchas veces los astrónomos intuimos las respuestas a nuestras propias preguntas antes de hacer las observaciones correspondientes, pero esta vez descubrimos algo totalmente inesperado sobre el Universo”.

Los resultados de estas observaciones se publicaron hoy en la revista The Astrophysical Journal.

Información adicional

 

El Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), una instalación astronómica internacional, es una asociación entre el Observatorio Europeo Austral (ESO), la Fundación Nacional de Ciencia de EE. UU. (NSF) y los Institutos Nacionales de Ciencias Naturales de Japón (NINS) en cooperación con la República de Chile. ALMA es financiado por ESO en representación de sus estados miembros, por NSF en cooperación con el Consejo Nacional de Investigaciones de Canadá (NRC) y el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Taiwán (MOST), y por NINS en cooperación con la Academia Sinica (AS) de Taiwán y el Instituto de Ciencias Astronómicas y Espaciales de Corea del Sur (KASI).

 

La construcción y las operaciones de ALMA son conducidas por ESO en nombre de sus estados miembros; por el Observatorio Radioastronómico Nacional (NRAO), gestionado por Associated Universities, Inc. (AUI), en representación de Norteamérica; y por el Observatorio Astronómico Nacional de Japón (NAOJ) en nombre de Asia del Este. El Joint ALMA Observatory (JAO) tiene a su cargo la dirección general y la gestión de la construcción, así como la puesta en marcha y las operaciones de ALMA.

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